A medida que me hago mayor y voy trabajando menos, no deja de sorprenderme el como en una sociedad inundada de personas altamente cualificadas y de empresas que pueden permitirse contratar personas tan bien preparadas, la empresa esté plagada de borregos que ejecutan decisiones cuando menos estúpidas e incomprensibles y lo peor, que las aceptan y las ejecutan sin rechistar …
Nada en el mundo es más peligroso que la ignorancia sincera y la estupidez concienzuda. - Martin Luter King
Lo primero que me llama la atención de la estupidez es que es indefinible, a pesar de la claridad con la que la identificamos. Esta certeza práctica frente a la indefinición teórica es la causa, probablemente, de que se trate estupidez con ejemplos que con conceptos, y de que la historia del pensamiento haya producido sobre ella más una serie de ensayos salpicados de anécdotas cómicas, por estúpidas, que un tratado sobre lo estúpido.
Y todo esto, debido al libro que me estoy leyendo, “La paradoja de la estupidez”, que me ha hecho revivir ciertas escenas en la memoria.
Por lo que a continuación os doy la definición de estupidez funcional.
¿Qué es la estupidez funcional?
La estupidez funcional es una forma de gestión promovida por las organizaciones que consiste en eliminar la reflexión crítica de los trabajadores. Consiste en hacer que los trabajadores se centren en sus tareas con cierto entusiasmo y no se cuestionen ni reflexionen sobre nada más allá.Para los autores la estupidez funcional surge de la interacción entre:
- La falta de voluntad y
- La incapacidad para comprometerse con la reflexividad , es decir, un cierre parcial de la mente, la congelación del esfuerzo intelectual, un enfoque reducido, y la ausencia de solicitudes de justificación.
¿Es beneficiosa para las empresas la Estupidez Funcional?
La falta de crítica interna aumenta la productividad a corto plazo
Curiosamente esta forma de gestión permite que las empresas (al menos a corto plazo) funcionen mejor y sean más operativas. Parece ser , según los autores del estudio, que las empresas podrían estar fomentando este tipo de “Stupidity Management” que a corto plazo parece ser muy productivo. El obrar de esta manera permite, a quien ejerce el poder, no detenerse en dar explicaciones y suele conseguir que las compañías funcionen en su día a día.
En el artículo los autores argumentan de forma extendida cómo la estupidez funcional no solo coexiste con la buena praxis organizacional, sino que es capaz de presentar beneficios, a corto plazo, tanto para las organizaciones como para los individuos.
Por supuesto, esta forma de gestión eficiente a corto plazo, es muy perjudicial a medio y largo plazo.
Los autores la califican de aberrante, ya que las empresas que aplican esta forma de gestión están jugando con un arma de doble filo: al hacer que los trabajadores se concentren solamente en sus respectivas tareas corren el riesgo de que estos profesionales no identifiquen los problemas internos de la compañía o, que pese a conocerlos, los trabajadores no se impliquen en corregirlos, pues no los sienten como propios.
La Estupidez Funcional, según Alvesson y Spicer, se ejerce en las empresas basándose, entre otras cosas, en la economía de persuasión, lo que implica manipulación, control y bloqueo de la comunicación, ejercicios de poder, gestión desde la estupidez, autolimitación de la reflexión y un largo etcétera.
Los autores explican que los líderes de las empresas no quieren que los trabajadores piensen demasiado profunda y críticamente acerca de las cosas, porque esto lleva su tiempo, puede crear conflictos, amenazar a las jerarquías establecidas y, a menudo, conducir a puntos de vista divergentes. Todo esto es visto como muy ineficiente en el corto plazo. Así que para que el trabajo se haga bien y para que dejen de sacudir las estructuras de poder, bloquean la acción comunicativa.
Como los propios autores reconocen, con esta forma de gestión se produce una peligrosa paradoja, pues la reflexión crítica es fundamental para superar y prevenir las crisis. La no reflexión y la exclusión de esa práctica tan saludable, que fomentan unas relaciones sin fricciones y proporciona un sentimiento de confianza y seguridad incierto, mata a la larga el conocimiento, la creatividad y proporciona estrechez de miras, pero como consigue resultados a corto….. pues no se plantean nada más allá.
Para concluir las cinco leyes de la estupidez, citada por los autores:
1ª Ley. Siempre subestimamos el número de gente estúpida.
a) personas que habíamos pensado que eran racionales e inteligentes, repentinamente resultan ser estúpidas sin lugar a dudas.
b) todos los días nos vemos afectados en cualquier cosa que hagamos
por gente estúpida quienes invariablemente se aparecen en los lugares
menos apropiados.2ª Ley. La probabilidad de que una persona sea estúpida es independiente de cualquier otra característica de la persona.
3ª Ley. “La Ley de Oro”. Una persona estúpida es alguien que ocasiona daño a otra persona, o a un grupo de personas, sin conseguir ventajas para ella misma, o aún resultando dañada.
Es de conocimiento común que la gente inteligente, sin importar lo hostiles que puedan ser, son predecibles, mientras que las personas estúpidas no lo son.
4ª Ley. La gente no estúpida siempre subestima el poder de causar daño de la gente estúpida. Constantemente se les olvida que en cualquier momento, y bajo cualquier circunstancia, el asociarse con gente estúpida invariablemente constituye un error costoso.
5ª Ley. Una persona estúpida es la persona más peligrosa que puede existir.
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