China es un mercado clave en el mercado de le telefonía móvil. Quien lo conquiste tiene un as guardado en la manga tan vital que se traduce en el salvavidas seguro con el que sobrevivir en un sector que precisamente no atraviesa por su mejor momento.
Sin embargo, con lo que no contaban las tradicionales compañías es que un nuevo rival aparecería casi de la nada para imponerse. Hablamos de Oppo, un nuevo gigante chino.
Oppo es una de las mejores marcas de móviles chinos (junto con Xiaomi). Sus teléfonos móviles tienen unos acabados y un hardware que se sitúa por encima de la mayoría de marcas chinas y que los permite compararse con las grandes marcas que venden en Europa (Samsung, Apple, Sony, etc). Al igual que Xiaomi, Oppo opta por montar en sus teléfonos móviles procesadores de alto rendimiento Qualcomm Snapdragon y dejar a un lado los Mediatek de bajo coste (aunque también tiene modelos con este procesador, como por ejemplo el Oppo R819), además de usar sensores para las cámara de empresas tan conocidas y reconocidas en el sector como Sony (con su sensor Exmor). Esta aumento de las calidades con respecto a la mayoría de marcas chinas repercuten irremediablemente en el precio de sus smartphones, que es bastante más elevado que los del resto de marcas del país asiático, pero que se sitúa por debajo de las grandes marcas que venden en Europa (Samsung, Sony, HTC,…)
La carta de presentación en Europa fue con el Oppo Find 5, con él consiguieron buenas críticas y muchos compradores, así que el listón había que superarlo con este Oppo N1, un producto más maduro, pero también especial, por su tamaño y elementos innovadores.
El Oppo Find 5 fue diseñado para impresionar, especialmente por su pantalla, aspecto que también sobresale en el nuevo modelo, en el que además podemos comprobar – nos guste más o menos – que hay creatividad y ganas de superarse en Oppo.
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