Viaje al lado oscuro de internet

Los vicios y las actividades más censurables del ser humano siempre han encontrado una limitación; bien en la legislación de cada país, bien en los valores culturales de cada sociedad. Pero existe un lugar, un territorio intangible, donde todo tiene cabida y nada tiene límites. La libertad en su estado más primigenio y salvaje.
Se estima que el 96% de internet forma parte de lo que se conoce como deepweb, es decir, cualquier porción de la red que no se encuentra en los cauces comunes de tráfico de los usuarios. Pueden ser archivos temporales, formularios, o simplemente páginas específicas creadas para un usuario. Pero hay una parte, conocida como darknet, mucho más organizada y oculta.

La red oscura conforma una comunidad a nivel mundial en la que prima la protección de la identidad de los usuarios. Para moverse por la darknet existen muchos tipos de redes, como CJDNS o Tor, que nacieron por la necesidad que ciertas personas tenían de que su contenido no fuera público ni fácilmente accesible.
Una de las formas más populares de acceder a esta red oscura es por medio del navegador Tor que, aunque al principio tenía restringido su acceso por invitación, poco a poco se ha ido abriendo a cualquier persona que quiera entrar. Es una red que se creó con el objetivo de dotar de anonimato y privacidad a esas personas que eran perseguidas en sus países, como periodistas o activistas políticos.
Pero, al lado de las luces que proyectan ideas tan nobles como la de la libertad de expresión en regímenes opresores, surgen las sombras de la delincuencia y el crimen.
Tor, The Onion Router, como ya os expliqué en un post anterior Buscadores para navegar por el lado oscuro de internet, utiliza un enrutamiento entre servidores para ocultar la dirección IP de origen, cifrando en cada conexión todo el tráfico, y por tanto haciendo imposible ir hacia atrás para saber quién está detrás de la conexión. A esto se le llama enrutamiento de la cebolla, porque va por capas, y de ahí el logo del servidor. De esta forma, se hace imposible conocer quién está detrás de cada conexión a la web oscura, por lo que se convierte en el espacio perfecto para las actividades de pedófilo, estafadores o vendedores de droga y armas. Únicamente se sabe de ti lo que tú quieras que se sepa.
El problema que tenemos con la darknet es que la jurisdicción, que está basada en el territorio donde tiene competencia, no puede actuar en ella. Como no se sabe dónde se cometen los delitos ni quién los comete, no es imposible actuar contra ellos. Es muy difícil determinar cuál es el ámbito de actuación hasta que no se encuentran los servidores físicos que sustentan esas webs. 
Aquí os dejo un documental sobre "La deep Web":

 

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