La complejidad busca integrar los dos extremos de la realidad en un contexto intermedio para enfrentar la incertidumbre que el entorno muestra dentro de los sistemas complejos en términos sociales, para superar las posturas intensas de la teoría del caos y el orden, a los fines de romper con la polarización entre las dos perspectiva, se trata pues de comprender, estudiar y abordar problemas asociados a una realidad del ser humano, de la sociedad, las instituciones u organizaciones, cuyas características versan en el desorden, desequilibrio, contradicciones, emergencia, coyunturas y demás situaciones abrumadoras, que deben afrontarse desde el ámbito de las teorías de la complejidad como un modelo acreditado notable que aún está en la génesis de su explotación.
Para Rodríguez y Aguirre (2011), se refieren a “la complejidad, en tanto problema, conjunto de métodos y teoría y, en un sentido más general, como campo de estudios de la ciencia contemporánea, o mejor aún como un paradigma científico emergente…“ De tal manera, que se apoya en las técnicas procedimentales y la diversidad existente de enfoques modernos como un tipo de ciencia nueva que experimentan problemas que involucran a los sistemas abiertos desde el ámbito ontológico: sociedad-ser humano- organizaciones.
Ahora bien, las teorías de la complejidad como ciencia o método, se encuentra en la búsqueda de mecanismos para indagar sobre problemáticas de índole social-organizacional, los factores internos y externos de las instituciones son elementos susceptibles de estar en constante comprensión, análisis, investigación y desarrollo, en aras de promover instrumentos o herramientas de carácter gerencial para que dirijan sus esfuerzos en una etapa evolutiva continua, partiendo de que las ideas de la raza humana son inagotables como el pensamiento complejo del individuo. Para fortalecer lo descrito Morín 1977 citado por Rodríguez y Aguirre manifestó que: “desde la perspectiva del pensamiento complejo, propone comprender la complejidad en términos organizaciones”.
Las bondades que la complejidad provee son infinitas, diversas, transformadora, en correspondencia con la capacidad que tiene el hombre para generar conocimiento inacabable, perdurable y esto hace de la complejidad una fortaleza para fomentar alternativas organizacionales, entendiendo que la sociedad está conformada por sistemas abiertos integrados por individuos que están en constante búsqueda de conocimiento para modificar el statu quo de una determinada situación problema, tal como se puede observar en el gráfico siguiente:
Las problemáticas existentes en las organizaciones, pueden analizarse desde la complejidad de los sistemas, como partes o elementos que tienen relaciones entre ellos, interactuando con agentes externos reflexionando desde un nivel epistemológico y metodológico, a la luz de los aportes de las teorías contemporáneas de la complejidad, haciendo énfasis en la simplicidad, lo organizado o desorganizado, en un ámbito de la teoría del caos (modelo que intenta explicar el comportamiento de sistemas dinámicos) o la del orden (ven a la sociedad como un sistema natural).
En ese orden de ideas, no comparto la corriente que la complejidad sea vista desde una concepción hegemónica, razonando que el termino se refiere a la supremacía de una entidad sobre otra, se trata de dejar que las ideas fluyan y las variables a considerar sean abordadas sin influencias a priori sobre el sujeto u objeto, para evitar distorsionar los resultados sobre lo que se indaga; más bien la concibo como un mecanismo por excelencia para estudiar situaciones concretas con un método y procedimiento.
No obstante, como toda teoría, enfoque, método o modelo tiene sus precursores y detractores, para ello es oportuno mencionar lo que el investigador Mexicano Gershenson (2013), expresó que “la ciencia trata de entender al hombre, buscar verdades…evaluar la validez de las ideas para generar conocimiento”.
En otras palabras, indagar, buscar, revisar, verificar acontecimientos y fenómenos que ocurren para dar consecución a lo desconocido; donde las ideas son inagotables, y a partir de allí el hombre tiene la capacidad histriónica de lograr transformaciones en la sociedad, tal como lo vislumbra la era de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC´s), como lo afirmara la Doctora Madera en la tertulia sobre la complejidad un paradigma para el cambio en el 2008 “…somos hijos de la globalización”.
Igualmente, Rodríguez y Aguirre indican que “las ciencias de la complejidad se han desarrollado a partir de la formulación de metodologías y técnicas sofisticadas para abordar el estudio de sistemas complejos. Es decir, estas ciencias poseen un poderoso arsenal de tipo técnico instrumental”. En efecto, estas ciencias han sentado sus bases con el apoyo de métodos y procesos innovadores que le sean de garantía para investigar un fenómeno, valiéndose de un cúmulo de componentes para alcanzar resultados satisfactorios, tal como se muestra en el gráfico:
Para Rodríguez y Aguirre (2011), se refieren a “la complejidad, en tanto problema, conjunto de métodos y teoría y, en un sentido más general, como campo de estudios de la ciencia contemporánea, o mejor aún como un paradigma científico emergente…“ De tal manera, que se apoya en las técnicas procedimentales y la diversidad existente de enfoques modernos como un tipo de ciencia nueva que experimentan problemas que involucran a los sistemas abiertos desde el ámbito ontológico: sociedad-ser humano- organizaciones.
Ahora bien, las teorías de la complejidad como ciencia o método, se encuentra en la búsqueda de mecanismos para indagar sobre problemáticas de índole social-organizacional, los factores internos y externos de las instituciones son elementos susceptibles de estar en constante comprensión, análisis, investigación y desarrollo, en aras de promover instrumentos o herramientas de carácter gerencial para que dirijan sus esfuerzos en una etapa evolutiva continua, partiendo de que las ideas de la raza humana son inagotables como el pensamiento complejo del individuo. Para fortalecer lo descrito Morín 1977 citado por Rodríguez y Aguirre manifestó que: “desde la perspectiva del pensamiento complejo, propone comprender la complejidad en términos organizaciones”.
Las bondades que la complejidad provee son infinitas, diversas, transformadora, en correspondencia con la capacidad que tiene el hombre para generar conocimiento inacabable, perdurable y esto hace de la complejidad una fortaleza para fomentar alternativas organizacionales, entendiendo que la sociedad está conformada por sistemas abiertos integrados por individuos que están en constante búsqueda de conocimiento para modificar el statu quo de una determinada situación problema, tal como se puede observar en el gráfico siguiente:
Las problemáticas existentes en las organizaciones, pueden analizarse desde la complejidad de los sistemas, como partes o elementos que tienen relaciones entre ellos, interactuando con agentes externos reflexionando desde un nivel epistemológico y metodológico, a la luz de los aportes de las teorías contemporáneas de la complejidad, haciendo énfasis en la simplicidad, lo organizado o desorganizado, en un ámbito de la teoría del caos (modelo que intenta explicar el comportamiento de sistemas dinámicos) o la del orden (ven a la sociedad como un sistema natural).
En ese orden de ideas, no comparto la corriente que la complejidad sea vista desde una concepción hegemónica, razonando que el termino se refiere a la supremacía de una entidad sobre otra, se trata de dejar que las ideas fluyan y las variables a considerar sean abordadas sin influencias a priori sobre el sujeto u objeto, para evitar distorsionar los resultados sobre lo que se indaga; más bien la concibo como un mecanismo por excelencia para estudiar situaciones concretas con un método y procedimiento.
No obstante, como toda teoría, enfoque, método o modelo tiene sus precursores y detractores, para ello es oportuno mencionar lo que el investigador Mexicano Gershenson (2013), expresó que “la ciencia trata de entender al hombre, buscar verdades…evaluar la validez de las ideas para generar conocimiento”.
En otras palabras, indagar, buscar, revisar, verificar acontecimientos y fenómenos que ocurren para dar consecución a lo desconocido; donde las ideas son inagotables, y a partir de allí el hombre tiene la capacidad histriónica de lograr transformaciones en la sociedad, tal como lo vislumbra la era de la tecnología de la información y las comunicaciones (TIC´s), como lo afirmara la Doctora Madera en la tertulia sobre la complejidad un paradigma para el cambio en el 2008 “…somos hijos de la globalización”.
Igualmente, Rodríguez y Aguirre indican que “las ciencias de la complejidad se han desarrollado a partir de la formulación de metodologías y técnicas sofisticadas para abordar el estudio de sistemas complejos. Es decir, estas ciencias poseen un poderoso arsenal de tipo técnico instrumental”. En efecto, estas ciencias han sentado sus bases con el apoyo de métodos y procesos innovadores que le sean de garantía para investigar un fenómeno, valiéndose de un cúmulo de componentes para alcanzar resultados satisfactorios, tal como se muestra en el gráfico:
En lo que respecta a la postura que adoptara en la última década del siglo XX Morín citado por Rodríguez y Aguirre, sobre que “…el pensamiento complejo consiste en un replanteo epistemológico que lleva a una nueva organización del conocimiento, tanto a nivel personal como social o institucional”. En consecuencia, se efectúo de lo descrito por Morín un gráfico que recogiera desde lo visual la esencia del pensamiento complejo, relacionándolo con los sistemas sociales a nivel personal, donde comprender las concepciones que tiene consigo el ser humano sobre su interior y lo que le rodea, es un tarea apoteósica, si lo observamos desde la génesis de su existencia, allí las bondades de las teorías de la complejidades nos ofrecen algunos caminos para investigarlo.
De igual forma, encontramos el nivel social, es decir, entender y razonar desde el punto de vista colectivo la conducta de un conjunto de individuos que confluye en un determinado territorio, cada uno de ellos tienen intereses diversos, y que naturalmente la mayoría tiende a decidir los destinos de ese conjunto, aunque tal mayoría se contradiga con la satisfacción de sus necesidades y elevar los niveles de calidad de vida, concibiendo que el fin último de la sociedad es el bienestar para evolucionar y progresar.
Finalmente, el nivel institucional, referido a las actuaciones que las organizaciones desarrollan en el contexto de una sociedad, con el fin de promover un nuevo orden fundamentado desde la epistemología con miras a una prospectiva progresista para cambiar las situaciones actuales problemática por aquellas que beneficien el colectivo.
Una consulta ¿Quién es escribió el artículo? para poder citar al autor/a en un trabajo de grado. gracias
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