Países desarrollados que ayudaron a crear vacunas tan importantes como la de la viruela, difteria,… se enfrentan ahora al movimiento antivacuna, gracias al cual la presencia de enfermedades como sarampión, paperas, tos ferina y rubeola, entre otras, se ha ido incrementando desde 2008 en diferentes naciones del mundo, suponiendo un nuevo peligro y aumentando el gasto sanitario.
Un estudio publicado por la revista especializada EBioMedicine asegura
que Europa es donde existe un mayor rechazo a las vacunas. En naciones de
primer mundo desconfían de la seguridad de estas herramientas médicas y por eso
se sumaron al movimiento, aunque no midieron el impacto de esta decisión.
Investigadores de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de
Londres centraron su trabajo en conocer qué piensa la gente acerca de la
seguridad y efectividad de las vacunas, y descubrieron que muchas de las
personas entrevistadas creen que éstas no son importantes e, incluso, que no
son compatibles con sus creencias religiosas. En su estudio entrevistaron a más
de 66 mil personas de 67 países.
No se trata de un movimiento antivacunas, sino de varios
movimientos que persiguen el propósito común
de oponerse o desalentar el uso de las vacunas bajo esquemas conceptuales
diferentes. Por un lado, se ubican las personas y organizaciones que
desde concepciones ideológicas o filosóficas de corte “naturista” predican el
retorno a la naturaleza, rechazando el consumo de productos sintéticos y que
ante la disyuntiva de la vacunación, optan por la exposición natural a virus y
bacterias, aunque en ello se jueguen el riesgo de enfermar gravemente, presentar
secuelas incapacitantes de la enfermedad e incluso de morir; por otra parte,
pueden identificarse los grupos religiosos que consideran a la enfermedad como
un castigo o como voluntad divina ante la cual sólo la resignación es válida.
Hay otros grupos, como los usuarios de la “medicina alternativa”, para los cuales determinadas dietas,
costumbres o el consumo de tés, productos herbolarios diversos, la meditación,
etcétera, son alternativas válidas a la aplicación de vacunas. Y están los
grupos cuyo bagaje teórico se apoya en “evidencias” que provienen de artículos
publicados en revistas diversas, pero cuyo análisis meticuloso muestra que se
trata de planteamientos seudocientíficos.
La ideología de este movimiento apareció
en 1998, cuando el médico AndrewWakfield publicó un estudio en The Lancet en el que aseguraba que la vacuna triple vírica
estaba asociada a la aparición de autismo en los niños. Muchos integrantes de
esa corriente toman lo dicho por Wakfield para aseverar que los antídotos
médicos son perjudiciales.
No obstante, una investigación
periodística realizada en 2007 reveló que el médico había manipulado los datos
de los participantes para obtener resultados y poder demandar a las
farmacéuticas que fabricaban vacunas.
Difteria, tos ferina, tétanos, paperas
y sarampión fueron algunas de las enfermedades que comenzaron a rebrotar y ser
epidemia en diferentes zonas de Europa, Estados Unidos y América del Sur.
Aunque
los antivacuna se encuentran en distintas partes del mundo, siete de los diez
países más inmiscuidos en el tema son europeos.
Francia se posiciona en el primer
lugar, seguido por Bosnia-Herzegovina, Rusia, Mongolia, Grecia, Japón y
Ucrania.
En Estados Unidos cada día más personas se unen a esta
corriente. California es uno de los estados que más casos presenta, pese a que
recientemente se registró un brote de sarampión que activó la alerta mundial
por ocurrir en un parque de gran afluencia internacional, Disneylandia.

Y este
pensamiento no sólo encuentra impulso en ciudadanos comunes, famosos como el
actor Jim Carrey niegan su efectividad.
El diario estadunidense The New York Times publicó un editorial en el que
señalaba el uso político de esta ideología. Señaló al partido italiano
Movimiento 5 Estrellas por hacer campaña en favor de las personas que rechazan
las vacunas.
De acuerdo con autoridades de salud de
Italia, en esa nación se registraron, de enero a abril de 2017, mil 920 casos
de sarampión, lo que supone un incremento de 532 por ciento respecto del mismo
periodo de 2016.
En un comunicado el Instituto Nacional
de Salud y el Ministerio de Salud de Italia, se subrayó que 88 por ciento de la
gente que contrajo el sarampión no estaba vacunada y 73 por ciento tenía 15
años o menos.
En ese entonces, la misma ministra de
Salud Beatrice Lorenzin dijo que “los datos (de contagios de) sarampión son
realmente preocupantes, debido a una desinformación grave, peligrosa y
anticientífica, que también han difundido fuerzas políticas, lo que ha
conducido a no vacunarse”.
El fundador de Movimiento 5 Estrellas,
el comediante Beppe Grillo, hizo eco de las creencias de recelo a las vacunas y
también afirmó que “provocaban otros males como autismo”.
Pero Beppe Grillo no es el único
político que se subió a este tren, el mismo Donald Trump, actual presidente de
Estados Unidos, publicó en 2014 un tuit en el que señaló: “Un niño
completamente sano, va al médico, le meten un montón de vacunas, no se siente
bien y cambia - AUTISMO. ¡Muchos casos!”.
Bibliografía
· Antivacunas a recién nacidos, un mitoindefendible.
· La OMS responsabiliza a los movimientos antivacunas del aumento alarmante de los casos de sarampión.
· La OMS responsabiliza a los movimientos antivacunas del aumento alarmante de los casos de sarampión.

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